Textos: Volver
La vi por la noche oscura, desde el cielo, volando;
me fijé en sus costas y en sus edificios iluminando,
en sus calles, en sus coches, en su gente caminando,
y ahora que no estoy allí, me dejó enamorando.
Enamorándome de sus lugares, de sus pequeñas palomas,
del suelo que pisé, de sus luces, de sus personas,
de la más feliz pordiosera, de personas tan ricas,
de la miseria y la riqueza, de la bondad y la codicia.
Mundos he conocido, lugares he visitado,
pero nunca me he sentido tan bien como a su lado.
Cerca de sus historias, que de antes conocía,
de palabras que mencionan, de siluetas que se perdían.
Calles largas -más no abruptas, sino de fácil acceso,
de monumentos altos, conocidos, de su gloria en exceso.
La comodidad que emana del agua que allí bebía,
de la fuente que me dijeron que si probaba volvería.
Y en verdad es angustia lo que hoy en día siento,
porque nunca he estado tan bien como con su aliento:
frío, revividor, refrescante, su aire era,
que tras probarlo nada es lo que antes fuera.
El milagro de las luces, del agua surgiendo,
del palacio en la montaña que fuimos subiendo,
con su música que aquel momento marcaba
y que yo no quería que jamás acabara.
Ahora estoy tan lejos de poder pisar sus lugares,
no me encuentro cómodo ni mirando los mares
que bañan las playas de aquí donde yo vivo,
porque el caliz de la felicidad no volvió conmigo.
Dejé allí más que amigos, más que amor, más que tierras,
me quedó la felicidad que conocí en sus praderas,
el bienestar que conseguí cuando estaba con ellas,
y la sensación que tanto tiempo he buscado a ciegas.
Quizá algunos digan que estoy equivocado,
que soy un egoísta por irme de su lado,
pero ellos más lo son dejándome siempre abandonado,
para ellos solo soy un quejica, un sobrante, un amargado.
¡Pues esto es lo que siento! Nadie me lo va a robar,
son mis pensamientos y deseos los que han de perdurar,
que van a ser realizados por poco que la gente crea,
nadie lo va a evitar, me llevará hasta la marea
aunque al agua me echen para intentar evitarlo,
eso no conseguirá nada, y menos arreglarlo,
puesto que mis decisiones están claras, no estoy cegado,
es algo más de lo que pudiera ser interpretado.
Noches como aquéllas quiero de nuevo tener,
así que este verano me verán volver;
estaré de nuevo con tan bellas personas,
pongamos que hablo de...
zrv
me fijé en sus costas y en sus edificios iluminando,
en sus calles, en sus coches, en su gente caminando,
y ahora que no estoy allí, me dejó enamorando.
Enamorándome de sus lugares, de sus pequeñas palomas,
del suelo que pisé, de sus luces, de sus personas,
de la más feliz pordiosera, de personas tan ricas,
de la miseria y la riqueza, de la bondad y la codicia.
Mundos he conocido, lugares he visitado,
pero nunca me he sentido tan bien como a su lado.
Cerca de sus historias, que de antes conocía,
de palabras que mencionan, de siluetas que se perdían.
Calles largas -más no abruptas, sino de fácil acceso,
de monumentos altos, conocidos, de su gloria en exceso.
La comodidad que emana del agua que allí bebía,
de la fuente que me dijeron que si probaba volvería.
Y en verdad es angustia lo que hoy en día siento,
porque nunca he estado tan bien como con su aliento:
frío, revividor, refrescante, su aire era,
que tras probarlo nada es lo que antes fuera.
El milagro de las luces, del agua surgiendo,
del palacio en la montaña que fuimos subiendo,
con su música que aquel momento marcaba
y que yo no quería que jamás acabara.
Ahora estoy tan lejos de poder pisar sus lugares,
no me encuentro cómodo ni mirando los mares
que bañan las playas de aquí donde yo vivo,
porque el caliz de la felicidad no volvió conmigo.
Dejé allí más que amigos, más que amor, más que tierras,
me quedó la felicidad que conocí en sus praderas,
el bienestar que conseguí cuando estaba con ellas,
y la sensación que tanto tiempo he buscado a ciegas.
Quizá algunos digan que estoy equivocado,
que soy un egoísta por irme de su lado,
pero ellos más lo son dejándome siempre abandonado,
para ellos solo soy un quejica, un sobrante, un amargado.
¡Pues esto es lo que siento! Nadie me lo va a robar,
son mis pensamientos y deseos los que han de perdurar,
que van a ser realizados por poco que la gente crea,
nadie lo va a evitar, me llevará hasta la marea
aunque al agua me echen para intentar evitarlo,
eso no conseguirá nada, y menos arreglarlo,
puesto que mis decisiones están claras, no estoy cegado,
es algo más de lo que pudiera ser interpretado.
Noches como aquéllas quiero de nuevo tener,
así que este verano me verán volver;
estaré de nuevo con tan bellas personas,
pongamos que hablo de...
zrv
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