Blogia
piuley » blog

Momentos

Mi hermana y yo nos acercamos a Ferrol el jueves de la semana pasada. Íbamos a visitar al tío de nuestro padre – o como mi hermana ha repetido constantemente: “mi propio tío” – que se encontraba en esos momentos hospitalizado. Según entramos nos reconoció y estuvimos hablando con él de forma muy amena. Su aspecto, a pesar de ser el habitual en un hospital, parecía bastante reconfortante. A mi hermana le habló con cariño, como siempre hacía. En cuanto yo me acerqué y saludé, lo primero que me soltó fue un “A min no me fales en castelán, eh”. Le explicamos que yo nunca cambiaba el idioma y entonces añadió “Igualiño ó teu pai”.

Supongo que hace falta añadir que siempre fue una persona muy guerrera. Firmemente convencido de sus ideales, luchó por ellos llegando a límites insospechados. Coincidió que el día que lo llevaron al hospital fue la huelga general, y por el camino iba fijándose en las fábricas por si había gente trabajando en ellas.

Vivió la vida tal y como quiso. Hasta en sus últimos momentos se encontraba completamente lúcido, así que los aprovechó para despedirse de la gente a la que quería -y que lo quería- y para preparar su entierro. “Non quero ningún cura” repetía, “Quero un gaiteiro”. Y así se hizo. Lo más emocionante no fue cuando la música comenzó a sonar sino cuando, una vez reconocida la melodía del himno gallego, la gente congregada empezó a entonarlo, primero a murmullos y luego – más confiados – fueron alzando la voz hasta culminar en un sonoro aplauso.

En el momento en que salimos de su habitación y nos despedíamos, mi hermana le dijo “Hasta mañana, tío” y él respondió “Non creas”. Y tuvo razón.

Fue dueño de su vida hasta el mismo final.

Ojalá todos pudiéramos irnos así.

José "ZERÁV" Malvárez Carleos a 12 de Octubre de 2010

0 comentarios